¡Dale al pueblo lo que quiere!

A la gente le suelen gustar las anécdotas que cuento de mis aventuras y desventuras en los centros educativos sobre los que el azar del destino (o más bien los caprichos de la Junta) ha querido que derrame toda mi sabiduría, por si acaso había suerte y a alguno de los marmolillos adolescentes de Andalucía les pudiera entrar en la cabeza.

Como estoy empezando con el blog, voy a ser débil y cederé a lo que creo que el público demanda, voy a ir a lo fácil. Os voy a detallar unas cuantas anécdotas más o menos divertidas (seguro más para vosotros que para mí) de a lo que puede llegar la estupidez humana si la juntamos con el descaro y la poca vergüenza que por lo general tienen las nuevas generaciones.

¡Hala, a disfrutar!

1- En mi primer año en un instituto, en la delegación de Cádiz me preguntaron:
-Tenemos una vacante de inglés, pero nos comentan que tendrás que dar alguna clase de lengua española... ¿Te importa? A lo que respondí, ingenuo de mí, "no, no, si es un poco, no". Pues bueno, en todo el año di sólo un grupo de inglés y el resto lengua española. A la semana fueron 3 horas de inglés, 6 de lengua, y otras 6 de clases para niños que habían sacado de sus grupos porque, como se dice vulgarmente "hay que echarles de comer aparte".

Pues bien, en una de esas clases, que fueron siempre de 1º de ESO (el antiguo 7º de EGB), en un examen que puse, resulta que cuando fui a hacer las copias para los chicos (un folio por las dos caras), la fotocopiadora no funcionaba, porque solo copiaba por una cara y no por las dos. Como odio el gasto innecesario de papel, le dije a la conserje que pusiera el folio apaisado y redujera las páginas para que cupiera todo en una cara y así no gastar el doble de papel, de manera que el examen constaba de una cara apaisada con dos páginas, como cuando se fotocopia un libro. Bueno, llego a clase, reparto los exámenes y les digo que la fotocopiadora no funcionaba bien y que el examen tiene la misma cantidad de preguntas, lo leo, explico lo que pido en cada ejercicio, reparto un par de folios por cabeza, etc... Y cual no será mi sorpresa que compruebo que los alumnos empiezan a escribir en los folios blancos de manera apaisada, tal como yo les había entregado las copias. Tuve que decirles que, aunque el examen fuera apaisado, debían de escribir en los folios como siempre.


-¡Maetroooo, po zi etá azín, po yo ecrivo azín!
Iba pa hombre pero me quedé en mono...

2- En los exámenes de lengua, al principio siempre ponía textos literarios relativos al tema que se estuviera dando en ese momento, y una de las preguntas era hacer un resumen de unas pocas líneas. La gran mayoría de estos resúmenes empezaban con un literario "Po que..."

3- Para terminar por hoy, que no quiero quemar tan pronto la gallina de los huevos de oro, otra de lengua española. Un ejercicio consistía en escribir los adjetivos correspondientes a los sustantivos que daba. Dos de los sustantivos eran frialdad y Gerona.

La respuesta correcta era: frialdad-frío, Gerona-gerundense.
La respuesta de una niña: frialdad-saborío, Gerona-gerónimo.