miércoles, 27 de abril de 2011

La Pelea del Siglo

Mi intención para un nuevo post era simplemente hacer una segunda parte de la entrada anterior, Mis escenas favoritas. Sin embargo, al recordar una que me puso la carne de gallina, decidí dedicarle una entrada completa al personaje cuya vida narra la película de la que forma parte la escena siguiente:




Para aquellos que no la hayan visto, es el biopic que protagonizó Will Smith sobre la vida de Muhammad Alí, a.k.a. Cassius Clay, con título escueto, Alí, dirigida por el gran Michael Mann. En esta escena, Alí sale a correr por las calles de Kinshasha, días antes de enfrentarse a George Foreman por el título de los pesos pesados. La muchedumbre empieza a seguirle y a gritar "Alí Buma Ye" que significa "Alí mátalo" en el idioma local.

Mi idilio con este personaje empezó, curiosamente, en una feria del libro de cuando era pequeñito allá por los años 80. Aunque, ahora que lo pienso, más bien fue en una visita a una librería de segunda mano que había hace años en Almería llamada El libro de ocasión. Mis padres sabían que para tenerme contento no había nada más que comprarme un tebeo o un libro, así que seguramente un día que les estaba dando el coñazo, me llevaron allí a que eligiera algo de entre las montañas de tebeos apelotonados que había por allí. Yo quedé hechizado. Aquello estaba lleno de tebeos que no conocía y que parecían desprender un aura especial que me atrapó para siempre. De entre todos los que ví, escogí unos cuantos de kung-fu y uno en tapa dura de la extinta editorial Bruguera que llevaba tres biografías de diferentes personajes de la historia universal adaptados al comic, divididos por categorías: la de historia constaba de la vida del pirata Barbarroja y del conquistador Alejandro Magno; la restante estaba en la categoría de deporte y narraba la vida de Muhammad Alí.

Para entender al personaje, hay que entender la época. Alí nació siendo Cassius Clay en el año 1942 en Louisville (Kentucky) y desarrolló su carrera pugilística en las décadas de 1960 y 1970, retirándose definitivamente en 1981. Su primer título mundial lo logró contra todo pronóstico al vencer a Sonny Liston "volando como una mariposa y picando como una abeja". Su técnica se caracterizó por un extraordinario juego de pies con el que se movía alrededor de su contrincante, casi hipnotizándolo, para después soltar golpes precisos y asombrosamente rápidos que no dejaban pensar al adversario hasta que lo noqueaba. pero el espectáculo no estaba únicamente en las peleas, sino en las ruedas de prensa y presentaciones de las mismas, donde siempre tenía algo ocurrente y gracioso que decir. No me ha sido posible, lamentablemente, encontrar ningún vídeo en youtube con alguno de sus discursos pre-combate traducido al español, pero todo lo que se ve en la película es cierto.

La suya fue una época convulsa, debido en gran parte por la lucha por los derechos civiles de los negros, los cuales prácticamente tenían dos salidas: la música y el boxeo. Era la época del reverendo Martin Luther King Jr., el activista que fue asesinado, y Malcolm X, otro activista asesinado convertido al Islam. Clay siempre fue una persona de gran carácter y muy comprometido con su gente. Al enrolarse en la Nación del Islam, cambió su nombre por el de Muhammad Alí en 1964. Tres años más tarde se negó a ir a la guerra de Vietnam alegando sus principios religiosos y su rechazo a las razones de esta guerra. Se le arrestó y se le arrebató su título de los pesos pesados, además de su licencia para boxear. No acabó en la cárcel, pero esperó cuatro años para boxear de nuevo hasta que su apelación al Tribunal Supremo de los Estados Unidos fue admitida y tuvo éxito. Fue entonces cuando empezó a convertirse en un símbolo de rebeldía y de lucha por los derechos civiles, un antecedente de nuestro "No a la Guerra".

Su gran rival fue Joe Frazier, con quien mantuvo tres peleas históricas, pero su pelea más famosa es la conocida como La Pelea del Siglo (Rumble in the Jungle en inglés), en la que ganó el título por segunda vez, contra todo pronóstico, venciendo a George Foreman en Kinshasha (Zaire, hoy la República Democrática del Congo).

Aquello fue todo un espectáculo. Don King, el famoso promotor de boxeo con el pelo apuntando al cielo, echó el resto y convirtió el combate en una fiesta del Black Power. Simbólicamente hizo que se celebrara en Zaire, país gobernado por negros, en África, el origen de su raza, y bajo el régimen de Mobutu Sese Seko - que más tarde demostraría no ser más que un tirano sanguinario con su propio pueblo.

Nadie daba un duro por Alí. Se enfrentaba a George Foreman, una mala bestia que había tumbado a Frazier en un combate anterior hasta seis veces en sólo 4 minutos 25 segundos. Sin embargo, en la previa, Alí dijo que bailaría alrededor de Foreman y evitaría sus golpes con su rapidez. Cuando el combate empezó, no siguió este plan. Nada más empezar el primer asalto, Alí sorprendió a todo el mundo yéndose directamente a por su rival, enganchando nueve golpes rápidos que no consiguieron tumbar a Foreman. Entonces decidió cambiar de táctica. Empleó lo que se dio a conocer más tarde como Rope-a-dope, una táctica que consiste en irse a las cuerdas y cubrirse para encajar los golpes del contrario e ir hablándole al oído chuleándole, con el fin de minar la resistencia física y mental del adversario. Conforme pasaban los asaltos, los golpes de Foreman cada vez se hacían más débiles y lentos. Para el final del séptimo asalto, ya estaba exhausto. En el octavo asalto, Alí enganchó una combinación de golpes en el centro del ring y tumbó a su contrincante, que ya no pudo levantarse. Contra todo pronóstico, había ganado el título de los pesos pesados por segunda vez.

La imagen del KO de aquella noche dio la vuelta al mundo, tal vez la fotografía deportiva más famosa de todos los tiempos, reproducida mil y una veces en posters, camisetas, tazas y cualquier merchandising que os podáis imaginar:


Aquí tenéis el vídeo del KO original con narración americana, me temo.


Os he resumido lo que fue la pelea, pero aquello fue mucho más, fue una batalla de proporciones casi cósmicas que es imposible relatar aquí. Aquello convirtió a Alí en el mito que es hoy en día, quizá el deportista más famoso e influyente de la Historia (así, en mayúsculas).

Para aquellos que quieran indagar en su figura y no tengan ganas de leer, pueden ver la película antes mencionada de Will Smith, y para conocer todos los aspectos de esta mítica pelea, recomiendo encarecidamente el documental que ganó el Oscar en 1996 titulado When We Were Kings (Cuando Éramos Reyes).

Aquí os pongo los enlaces del documental:

ver online:
When We Were Kings (Cuando éramos reyes)

descarga:
http://www.megaupload.com/?d=APSVBCEU

Señores, en aquellos tiempos la gente era de otra pasta...

sábado, 23 de abril de 2011

Mis escenas favoritas


De toda la vida he sido un tipo al que le gustan las historias. Desde siempre he tenido un libro o un comic entre las manos. No sé si el crecer al lado del mejor cine de Almería tuvo algo que ver, pero con lo que más he disfrutado siempre es con el cine. Al tener ese cine tan cerca, desde muy canijo he estado yendo a ver todo tipo de películas. No sé si veis el canal de TDT La Sexta3, que se dedican a poner cine a tutiplén (menos las mañanas de los días laborables que meten culebrones, se ve que las amas de casa no ven otra cosa, o los programadores al menos lo creen así...). Pues bien, suelen dar entre película y película algunos mini-reportajes con noticias, estrenos y demás... Uno de esos "extras" consiste en gente involucrada en el mundo del cine que comenta cuál es la primera película que recuerdan o su escena favorita. Bueno, yo no estoy involucrado en el cine más que como espectador. He visto tantas pelis que no recuerdo cuál es la primera, pero sí recuerdo las escenas que más me han gustado.

Ojo, esta lista no sigue un orden de preferencia, es más bien aleatorio. Nunca he sido capaz de ordenar nada en una lista tipo 40 principales. Cada una de estas me gusta a su manera, y muchas no son ni comparables.

1- La escena de la muerte de Roy Batty en Blade Runner. No hay ninguna escena en la historia del cine que resuma mejor la naturaleza humana y las ansias por vivir. Y nos lo tiene que decir un replicante...


                       


2- Los helicópteros americanos atacando con la Marcha de las Valkirias de Richard Wagner en Apocalypse Now. Esta escena lo es todo, aunque haya pasado a la historia por la música y por imaginarnos escucharla cada vez que vemos imágenes de un ejército atacando. La fotografía, los planos, el ritmo... Coppola ¿dónde te has metido? ¿No estarás jugando al Tetro? (Lo siento, no pude resistirme...)


 


3- La escena del poker en Le llamaban Trinidad. No todo van a ser obras maestras... Ahora se tira de efectos digitales, pero para hacer reír con un poco de imaginación basta, y simplemente acelerando o rebobinando la imagen se pueden provocar carcajadas nerviosas. (Nota para los chavales de ahora: rebobinar = echar patrás)



4- El niño con su triciclo por los pasillos del hotel de El Resplandor. Kubrick era un genio. Provocaba una angustia total con sólo seguir con la cámara a un niño con su triciclo por los pasillos. Sacado de contexto no es nada, pero sabiendo que en este hotel pasan cosas malas, pues acojona. Y esa musiquilla...



5- Arnold Conan Schwarzenneger tumbando un camello de una ostia. Ya sé que las pelis son de mentira, pero esto es totalmente creíble... En la escena original sólo le da uno, que conste...


                  


6- La pelea final de Alerta Máxima. Vale, sé que me metí con el bueno de Steven en un post anterior, pero en esta escena se le va la olla y acaba con Tommy Lee Jones (antes de ser estrella) y se asegura de que no se pueda levantar...




7- El payo Bruce en su película de más culto, El Último Boy Scout. Tiene bastantes escenas de mi gusto, pero me quedo con esta: ¿Tienes un pitillo?...



8- El almirante Benson, interpretado por Lloyd Bridges, cada vez que sale te mueres de risa en Hot Shots. Un auténtico robaplanos, el mejor personaje con diferencia y esta es una de sus mejores escenas. ¡ROY! ¡ROOOOOY!



9- Su hijito, Jeff Bridges, no se queda atrás. Una de las mejores comedias que haya visto, El Gran Lebowski, se sustenta prácticamente en su personaje, el Nota, que es confundido con otro tipo que también se llama Lebowski (el magnate de la ciudad). Al darse cuenta de su error, los inútiles que entran en su casa a acosarle le mean en la alfombra. El Nota, indignado, asume que la culpa es de ese otro Lebowski porque iban realmente a por él y va a su casa a exigirle que le pague otra alfombra nueva. A partir de ahí, se inicia una comedia de serie negra con el Nota de detective. En esta escena, el Nota y su amigo Walter se despiden de su compañero de bolos Donny, recientemente fallecido. Después de esta escena, mi hermano y yo estuvimos riendo un buen rato, tanto, que no tuvimos más remedio que rebobinar la cinta para ver el trozo de película que nos habíamos perdido con tanta risa (unos cinco o diez minutos). Los hermanos Coen en su mejor versión.



10- Los sicilianos descienden de negros, Dennis Hopper a Christopher Walken en Amor a Quemarropa. Otra muestra de la maestría de Quentin Tarantino a la hora de escribir escenas. Un padre se sacrifica por su hijo. Épica en estado puro.



11- El final de Los Puentes de Madison. La mejor película de amor que he visto en mi vida. Aunque con ella tengo una anécdota divertida (con el tiempo llegué a verlo así...). Quería ligarme a una chica que me gustaba en el instituto. Y se me ocurrió llevarla a ver esta película, así se echaba hacia mí y yo la consolaba y tal.  Vaya una llorera que me dio en el cine, y ella se quedó tal cual, con dos cojones. ¡Menudo hombretón! Al final no conseguí nada, y nunca más la miré como la miraba antes sino todo avergonzado... Sí, tito Clint se podía permitir mostrar sus emociones delante de una piba, después de haber zurrado a los malos durante años. ¿Pero yo? Un canijo como yo aún tenía mucho que demostrar...



Estas son varias de muchísimas. Ya habeis visto que salvo dos o tres obras maestras, el resto son de películas de todas clases. Gustos hay como el culo, todo el mundo tiene uno. Más adelante meteré más escenas que me gustaron y siguen haciéndolo, se admiten sugerencias. Aunque me he dado cuenta de un detalle alarmante, la película más reciente de las que he comentado es de 1998. ¿Qué le ha pasado al cine en esta última década?

domingo, 17 de abril de 2011

RetroPost

El otro día hablando con los niños de 1ºESO, me dí cuenta de que ahora mismo los chavales van tirando de consolas de videojuegos desde muy niños. Que si la DS, que si la PSP, la XBox, PS3, Wii... todo electrónico. Yo les explicaba que no me extrañaba que ya no se leyese, dado que si no es la consola, es uno de los 30 canales de TDT, o el tuenti, el MSN, etc, etc... lo que les ocupa el tiempo. Nada de espacio ni para un buen libro o ni tan siquiera para los comics. Cierto es que conocen los personajes tipo Spiderman, Batman, Thor etc, pero solo por los videojuegos o películas sobre ellos, los cómics donde nacieron son ya solamente algo accesorio y que me temo acabarán por desaparecer en cuanto nosotros los ahora treintañeros vayamos pereciendo poco a poco...

Bueno, me estoy andando por las ramas. El propósito de este post es recordar unas cuantas chorradicas que marcaron mi infancia y mis días escolares, allá por los años 80. Esta vez no voy a ser demasiado rompemitos, y me dejaré llevar por la nostalgia...

1- Relojes variados. Ahora los niños tienen móviles desde los 8 años, pero en aquellos tiempos lo más avanzado tecnológicamente que un niño llevaba consigo era su reloj (y bastantes modelos, ya que era muy frecuente que algún quinqui te lo robara acosándote por la calle). Pues bien, hubo unos cuantos modelos que hicieron las delicias de los chavales. El primero de ellos era un utilísimo reloj calculadora con el que esperábamos hacer trampas en los exámenes del colegio. Una lástima que los profesores estuvieran al corriente de tamaña innovación tecnológica...

Sin embargo, había uno más molón y que no respondía a ninguna actividad práctica sino al más puro y duro merchandising relacionado con uno de los juguetes más exitosos de la época. Estoy hablando, cómo no, del reloj transformer, un reloj cuya esfera podía sacarse de la correa y convertirse en robot. De cada uno de nosotros dependía la inclinación ética de nuestro robot: podía ser malo o bueno. Los transformers malos eran aviones (decepticons) y los buenos, coches (autobots). Como un reloj no es ni una cosa ni otra, era deliciosamente ambiguo, y dio pie a unos cuantos jugosos debates filosófico-escolares en cuanto a la naturaleza del bien y del mal.

2- Los yogures. Supongo que todos nos acordaremos de algo que ha ido poco a poco cayendo en desuso, aunque aún quedan coletazos de esta tendencia: las promociones de los yogures mediante la cual ganabas algún cachivache reuniendo x tapas de yogur. Ahora mismo solamente me acuerdo de un par de ellas.

En pleno éxito de la, a mi entender, mejor serie de dibujos realizada en España, La vuelta al mundo de Willy Fogg, reuní cuatro o cinco tapas de yogur y conseguí lo más molón de toda la serie: el reloj de sol de Tico.


Sin embargo, me llevé una decepción. En la serie, mediante la manipulación de unas esferas del reloj, apuntando al sol se veía una especie de rayo lumínico que te decía la hora y minutos. Cuando me puse a comprobarlo, ni rayo ni nada, sólo se iluminaban un par de números. Así que quedó abandonado en el tambor de detergente Colón donde guardaba los juguetes. En realidad era un llavero que hoy mataría por conservar para guardar mis llaves y fardar con los colegas. Los frikis somos así.

Otra promoción fue aquella de los trucos de magia que venían con un pack de yogures. Entre otras cosas impresionantes, te enseñaban a pinchar un globo sin que explotara o la típica copa que hacía desaparecer una pelotita de plástico que se metiera en ella y que aparece en todos los juegos Magia Borrás. Este era el anuncio que aparecía en las revistas infantiles de Mortadelo o Zipi y Zape:



3- Material Audiovisual. En lo más profundo de la prehistoria digital, cuando sólo había dos cadenas, el Betamax era lo más de lo más, y el Comecocos era el futuro en tus manos, los tiernos infantes de la época tuvimos la oportunidad de disponer de un cine en casa, el primer proyector casero de la historia: El Super CinExin. Básicamente era un cacharro con una bombilla y lentes y una manivela que, al accionarla, ponía en movimiento una pequeña película que no era más que una escena de alguna producción clásica de animación. Lo más de lo más era que al darle a la manivela hacia atrás, ¡todos los personajes corrían hacia atrás! Podías darle a cámara lenta o rápida según le dabas a la manivela, tenías el control total, como Spielberg. Aunque no disponía de audio, lo flipabas con la proyección. ¡Ay, con qué poco nos conformábamos!



A mí me vino con dos cintas: mi preferida, con una escena de los Aristogatos en un granero, y otra con una escena donde Peter Pan agarraba de los bigotes al Capitán Garfio para evitar que cayera en un precipicio. Nunca aumenté la colección, pero las cintas se podían comprar aparte. Seguro que se venden por dinerales en los mercados de coleccionismo.


Muchos cineastas habrán sentido el gusanillo por el cine al disfrutar de este juguete, al igual que muchos músicos lo harían en la música con los organillos aquellos marca Casio (que parece ser era la Sony de la época, los relojes de más arriba eran suyos). Uno creía que era músico cuando ponía las bases rítmicas que llevaba grabadas y pulsaba las teclas iluminadas de las canciones que había en la memoria. ¡Qué emoción se sentía al tocar Jingle Bells o Noche de Paz así, como si nada!


4- El Un, Dos, Tres. Chicho Ibáñez Serrador nos desplumó cada año con los diferentes juguetes que sacaba inspirados en las mascotas de cada una de las temporadas del concurso. De la primera que me acuerdo es de la bota Clotilde y el juguete que sacaron, la Boti-bota. Era tan sencillo como se ve en la imagen: metías el pie por el aro, girabas el palo y con el otro pie saltabas la bota que giraba una y otra vez.

Aunque la mascota más famosa fue la calabaza Ruperta, nunca tuve nada basado en ella, pero sí que caí con el Chollo, una especie de capitalista banquero con aspecto de habichuela que sacó un par de juegos de mesa todos relacionados con el dinero (el Monopoly "inspiró" unos cuantos juegos):



Pero este tipo seguía las reglas, el malo era el Antichollo, el tipo que seguramente inspiraría a la legión de emprendedores neoliberales que nos han metido en el follón en que nos encontramos ahora:


La España post-ladrillo

Hay muchísimas más cosas, parezco haber roto la barrera mental que me impedía recordar aquellos juguetes, pero tendrán que esperar a otro post, que realizaré próximamente.

martes, 12 de abril de 2011

Grandes Éxitos Basuriles II

Se hizo esperar, pero aquí vuelvo con más caspa musical recién recolectada...

Parte 3: Viejas glorias

Bellotero Pop y La Ramona, Fernando Esteso. Sé que los tiempos cambian, que los gustos evolucionan, pero hay cosas que simplemente es que no. Aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor" revienta si escuchamos a ese gran humorista como fue Fernando Esteso. Gracias a Dios por la democracia y estos últimos 30 años...

Bellotero Pop


La Ramona


Drácula Ye-Ye, Andrés Pajares. El compañero de juergas de Fernando, aquel padre ejemplar que recientemente ha perdido la cabeza (recordemos que se metió en el despacho de sus abogados con una pistola falsa a liarla) también tiene cabida en esta recopilación nefasta. En consonancia con éxitos de las películas Blaxploitation (versiones baratas de películas clásicas para la población afroamericana ya fueran de terror o de acción) tipo Blackula (Drácula negro) o Blackenstein (ídem de Frankenstein), Andresito se atrevió con Drácula Ye-Yé.




Una breve introducción del concepto ye-yé: en la España franquista de los años 60 comenzó una tímida apertura al exterior, y empezaron a llegar tarde y mal las tendencias sociales y culturales de la época. Es la época de las primeras suecas en bikini, de los guateques y de los ye-yés, que no eran más que los hippies a la española, españolitos con camisas floreadas y pelos largos que se contorneaban en discotecas y traducían al español los éxitos de fuera (ejemplos: El submarino amarillo, El rock de la cárcel, etc). El término ye-yé fue adoptado de uno de los grandes éxitos de The Beatles: She loves you yeah-yeah!

La Vespa, Celia Gámez. Era costumbre en España por aquella época grabar canciones graciosillas sobre las moderneces del día a día. Y nada más moderno que los chicos que salían a la calle montados en sus vespas. Desconozco si la Piaggio le pagó por la canción o, si la desconoce, a ver qué tarda en pedir dinero de royalties, que aquí el que no corre vuela.



El Twist del Faraón, Rafael Farina. A pesar de que la juventud poco a poco iba saliendo de ese rincón cerrado culturalmente que era España, había resistencia férrea a lo nuevo y sobretodo a lo extranjero. Rafael Farina fue uno de los grandes de la copla española, pero en esta ocasión pecó de demasiado cañí y destapó su resquemor a lo nuevo y diferente con esta canción.



Parte 4: Rumbas destroyer talegueras feriantes.

Reconozco que esta es mi parte favorita. No sé por qué, pero estas canciones tienen algo que nunca defraudan. Y es que, por mucho que se molesten los raperos, la verdadera música de los ghettos españoles es esta. El rap, que a veces me gusta y lo respeto, es importado de los EEUU, todos los gestos todas sus actitudes y características vienen de las grandes ciudades americanas, lo autóctono de aquí es esto, lo que suena en todas y cada una de las ferias españolas desde tiempos inmemoriales.

La grifa del Japón, Costa Sur. Un clásico que pone los pelos de punta. Sabía que casi toda la tecnología venía del Japón, pero nunca pensé que cultivaran eso.



Te informo, Los Chichos. Versión rumbera de aquella canción de mi adolescencia, Informer de Snow, un tipo que desapareció completamente tipo Vanilla Ice. En esta época Los Chichos ya estaban lejos de su antiguo esplendor en los 70-80, y antes de su revival de la mano de sus seguidores Estopa. No tiene precio.



Esta sí, esta no, Azuquita. Este tío nació fuera de su tiempo. Si llega a nacer 15 años antes hubiera saboreado las mieles del triunfo durante más tiempo, pero en los 90 España empezó a cambiar conforme se consolidaba el estado democrático y nos abríamos más a Europa. los gustos no eran los mismos y quizás el hecho de triunfar con una versión de una canción del bakalao más rancio no le ayudó mucho. Solo he encontrado un vídeo de su actuación en Tele 5 y la imagen está fatal, pido disculpas.




Caballo maldito, Queco. Canción taleguera donde las haya, plasma el sentimiento de miles de personas de barrio humilde que cayeron en las garras de la heroína, la droga que causó estragos en los 80, aquí y en Pekín, y si no, ved Trainspotting. ¿Por qué va a tener más glamour un yonki escocés que un yonki español? Las imágenes son de uno de los caballos más famosos de la tele, el Caballero de Pegaso, Saint Seiya para los amigos nerds.



Aquí lo dejo, por ahora, pero es que cuando me pongo no paro...

Continuará próximamente con más joyitas musicales...