viernes, 29 de julio de 2011

Los comics y yo

Mi madre suele decir que los libros y yo venimos de la mano. No se nos suele ver a uno sin los otros separados durante mucho tiempo. A cada sitio al que voy, en cada momento que tenga un respiro, ahí que me pongo a leer. Siempre ha sido así y siempre lo será, hasta tal punto llegó a ser exagerada la cosa, que el mayor motivo que nunca tuvo mi madre para desear mi emancipación fue que las paredes de mi casa iban a sucumbir debido al peso de los libros que llegué a acumular en su casa. Y el problema se tornaba más crítico aún en tanto que soy incluso más compulsivo comprando cómics que adquiriendo libros. Si a todo esto se le añade el mayor tamaño de estos en comparación con los libros y que cada mes sale un nuevo capítulo de cada serie como mínimo, sumado a que nunca, nunca, nunca, tiro ni vendo nada, pues entenderéis a esta pobre sufridora madre mía.

Que yo recuerde, toda mi vida he leído cómics, los que pillaba por ahí, Mortadelos, tebeos sueltos de superhéroes, Capitán Trueno, Astérix, Tintín... estaban ahí, y los devoraba sin más, sin coleccionar. Hasta que llegué a tener unos, qué se yo, siete u ocho años.


Un  día, un buen amigo de la época, al que ahora no puedo ni ver, me enseñó su casa y en el cuarto de su hermano, que era mayor que nosotros, estaba su colección de cómics. Comparada con la que tengo ahora no es nada, pero era bestial para mí entonces. Tenía muchas series, todas de Marvel de cuando los primeros tiempos de Planeta (su famoso formato Fórum): 4 Fantásticos, Patrulla-X, Spiderman... Lo que me llamó la atención y me pareció lo más grande fue que había encuadernado un par de series en tomos de a veinte números Forum a saber: Spiderman y Daredevil. De la serie de Spiderman, que debe ser la primera que me prestó el hermano por aquello de que es Spiderman y supongo que por conocerlo debió pensar que me gustaría más, apenas me acuerdo de nada: que empezaba con una historia del personaje, y tenía algunos villanos ridiculos como Will el-del-mechón (más adelante conocido como Fuego Fatuo).

El ínclito Will-el-del-mechón...
Sin embargo, la joya de la corona era Daredevil. En la niebla del recuerdo creo haber comprado y leido un número de Daredevil, el 13, que me dejó grabadas unas imágenes: su portada, con un primer plano de una extraña mujer con una máscara clavada en un cuchillo grande, una escena en un cine donde atravesaban a un hombre con un cuchillo y se veía el bulto del ídem que, aunque atravesara una butaca de cine y carne y hueso no podía con una simple tela de algodón, y algo un poco más tonto, ver a personajes utilizando cuerdas de tender la ropa para saltar por los edificios (yo no podía lanzar telarañas ni batarangs con cuerdas, pero las cuerdas de la ropa estaban en el lavadero de casa...)

Portada de DD #179 usada en DD #13 Fórum. Me impactó de crío.

Camisa mágica. Agujero de entrada, no de salida.
Unos episodios antológicos, con clanes ninjas, criminales, un malo más mafioso que supervillano (Kingpin), el amor de su vida convertido en despiadada asesina a sueldo (Elektra), asesinada por su archienemigo psicópata (Bullseye)... Un faro de luz en el monótono mundo de los superhéroes de aquel entonces.

Aún así, cuando leí Daredevil de Frank Miller (en su momento no nos planteábamos quiénes eran los autores de los comics) en dos tomos de 20 números cada uno, me dije: yo quiero tener libros de cómics tan chulos como estos. Pero había un problema: si quería hacerlo, tenía que ser desde el número 1.Y en Almería a mitad de los 80 pues como que no encontrabas números atrasados, ni siquiera te lo planteabas. Tampoco salían series nuevas tan a menudo. Y encima eran mensuales, tardaría una eternidad en juntar los 20 números reglamentarios. Además mi amigo me dijo que tuviera cuidado con los tamaños de los cómics, debían de ser tamaño grande para que se encuadernaran bien y no tapar letras. ¿Solución? Afortunadamente, salió una serie semanal que cumplía todos los requisitos: Dragones y Mazmorras. Sin embargo, perdí unos cuantos en semanas que no pude comprar o se gastaron muy pronto, o se me rompieron los ejemplares.

Cantad todos conmigo... Tú el bárbaro, tú el arquero, acróbata magos y tú el caballerooo...
Inasequible al desaliento, seguí comprando cómics pero, mira tú por dónde, apareció una pesadilla en los quioscos llamada "formato americano": de repente, los cómics encogieron. Para entonces, ya había caído en la red comiquera y seguí comprando cómics (a partir del número uno, claro): Infinity Inc. de DC cómics (porque salía en la portada entre muchos una tía verde que confundí con Hulka, algo parecido a confundir el Madrid con el Barça... no me regañéis, es que era muy chico yo), o...
En realidad se llamaba Jade y era hija de Green Lantern...
Capa y Puñal, personajes molones que salían en los tomos de Spiderman de mi colega, etc... Mala suerte que llegara siempre el verano y tuviera que perder los números estivales porque a mis padres les molaba veranear en Aguadulce, donde no había un maldito quiosco en condiciones.

Un chico negro y una chica blanca. No, no se besaron nunca...
Así que intentaba seguir los comics nuevos con el formato pequeño, hasta que un buen día, ¡oh milagro! ¡una serie nueva en formato grande! Robocop: mitad hombre, mitad máquina, todo policía. Vale, no era un superhéroe. Vale, no había visto la peli. Vale, los cómics eran una mierda. ¡Pero eran grandes, y a partir del número 1! ¡Por fin podría hacerme un tomo! Así que puse mis esperanzas en ello, y seguí Robocop mes a mes (desintoxicándome con otros cómics que me gustaban, entre ellos Animal Man de Grant Morrison que empezó por esa época). Pero el destino me la jugó de nuevo: a la altura del número 14 o así, ¡van y cambian el formato de la serie a pequeño, así sin avisar! Ni os podéis imaginar el cabreo. ¿Qué iba a hacer ahora? A situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Mandé a mi padre a la imprenta a encuadernar los primeros 10 numeros de Robocop y a tomar por culo la serie, que era una mieeeerda de las gordas.

No creo que existan muchos aficionados que se compraran una serie sólo por el tamaño. Ah, la niñez...
Para entonces, ya era un friqui de los buenos, y más adelante rompería un par de tabúes que he descrito anteriormente y me hice un tomo que sí vale la pena: los 26 números de Morrison en Animal Man ( ¡no son 20! ¡Y formato USA!). Aunque en el lomo me escribieron "Animal Mam". AAAAARGH!

Una de las mejores series que he leído nunca. Imaginaos Niebla de Unamuno en cómic. Sí, sí, es un superhéroe con mallas naranjas pero todo es posible...

1 comentario:

  1. joder todas esas portadas forman parte de mi vida!!! cada vez que entraba en el cuarto las veía, cuando entraba en el cuarto de baño siempre estaban en el bidé!!!!!!!! el que más me impactó siempre fue animal man, el tío vomitaba cada 3 viñetas y eran cosas que nunca había visto!!!

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