Estrellas de ayer y hoy: Charles Bronson

Hoy dedico una entrada a otra de las estrellas míticas del cine de acción más cafre y divertido, nada más y nada menos que Charles Bronson, el encargado de encarnar al prototipo de hombre duro estadounidense. Sí, olvídense de artes marciales, de entrenamiento ninja y demás zarandajas. Aquí nuestro Charlie no daba pie a respuesta alguna por parte de los sucios criminales de los que él limpiaba las calles de América. Nunca pernitió que se acercasen lo suficiente para intentar entablar combate. No, más bien se servía de las mejores pipas del mercado, cuanto más grandes y letales mejor, para matar a sangre fría (en el nombre de la justicia, eso sí). Demonios, alguna de las escenas de sus películas parecían una teletienda de armas, donde Charles actuaba de presentador.

Su verdadero nombre era Charles Dennis Buchinski. Nació el 3 de noviembre de 1921 en Ehrenfeld (Pennsylvania). De origen lituano, fue el undécimo de una familia de, nada más y nada menos que 15 hijos (¡¡!!). A su madre la debían de tener en un pedestal... Empezó a hacerse duro trabajando en una mina de carbón, una de esas actividades que forjan el carácter. Luchó contra los japoneses en la II Guerra Mundial, para ir entrando en contacto con las armas de fuego. Cuando volvió de la guerra, dedicó dos años de su vida al teatro amateur en Philadelphia y empezó en el cine con pequeños papeles sin acreditar.

Sus primeros papeles de más importancia fueron como secundario en westerns famosos como Veracruz (1954) o Yuma (1957) donde gracias a su aspecto hizo un papel de indio. Tras esto, se va curtiendo en papeles de televisión y en películas de serie b para la factoría de Roger Corman, donde consigue sus primeros roles protagonistas. A partir de entonces, su carrera despega, con papeles en grandes producciones como Los Siete Magníficos, La gran evasión, o Doce del patíbulo. En todas ellas siempre hará de secundario, siendo protagonista en proyectos más modestos.

La carrera de este hombre es muy parecida a la del Clint Eastwood actor pero en pequeñito. Al igual que Clint, emigró a España, concretamente a Almería, para rodar un spaghetti western bajo las órdenes de Sergio Leone en Érase una vez en el oeste, y después se especializaría en el cine de acción más violento, con un personaje en la línea de Harry Callahan (protagonista de la saga de Harry el Sucio) pero aún más extremo: Paul Kersey, también conocido como el vengador anónimo.

Y señoras y señores, el vengador anónimo es la razón por la que Charles Bronson ocupa un pequeño lugar en nuestros corazones. Con este personaje, Bronson se convirtió en una leyenda del cine de acción. Si hubiera un paseo de la fama sólo de este género, el primero en poner sus manos en el cemento sería él, eso sí, sin soltar la pipa con la que destruía el mal dondequiera que fuese.

A diferencia de las películas de Harry el sucio, las de Paul Kersey no trataban de solucionar un caso, no eran cine policíaco. A lo que se dedicaba el vengador anónimo era a impartir justicia, su justicia, convirtiéndose en juez, jurado y verdugo del pobre criminal que saliera a su paso. Era un limpiador de las calles. Una tendencia bastante inmoral según mi opinión, y muy divertida si sólo se queda en hacer películas y nada más. Se convierte en siniestra cuando uno observa documentales sobre el uso de las armas en EEUU y se da cuenta de que este tipo de cine está hecho para apoyar el uso ciudadano de las armas de fuego. Su lógica es la siguiente: ni la policía ni el estado nos pueden proteger, entonces estamos en el derecho de luchar nosotros mismos para protegernos a nosotros y a nuestras familias, y para eso necesitamos estar armados. Este es un razonamiento que se repite una y otra vez en cada ocasión en que ocurre una tragedia como la del instituto Columbine en los foros de las ediciones digitales de periódicos estadounidenses y que aquí en Europa nos cuesta tanto entender.

Vayamos, pues, a comentar un poquito por encima las características de estas películas. Suelen comenzar con alguien cercano a Kersey siendo asesinado por algún chorizo atracador de poca monta, desatando sus ansias de venganza. A partir de ahí, no parará hasta vengarse de todos y cada uno de los responsables, acabando con cualquiera que se cruce en su camino, ya que, normalmente, la policía es incapaz de hacer su trabajo y además existen leyes que en poco tiempo dejarían a estos malhechores en la calle para volver a asesinar y a atemorizar al honrado ciudadano de a pie. Como vemos, este señor no cree en el concepto de rehabilitación, y se sitúa por encima del bien y del mal, asumiendo que su juicio es infalible sin plantearse siquiera el por qué ese chico al que asesina ha llegado a atracar o a traficar o a violar.

Este vídeo que os dejo a continuación es divertidísimo, un resumen de El justiciero de la noche, la tercera de las películas sobre este personaje. En diez minutos podemos ver la película entera resumida, con sus momentos estelares. Especialmente hilarantes son sus partes finales, donde se desata toda una revolución contra los criminales que controlan el barrio. Nótese la ausencia significativa de la policía durante todos los "incidentes"... Ojo al momento teletienda de la NRA con Kersey explicando las características de una Magnum Wildey .475, o como él la llama, su amigo Willy, ante sus amigos jubilados... ¡Parece una reunión de Tupperware!

El vengador anónimo no escatima recursos para destrozar a sus oponentes. Si hay que emplear un lanzagranadas contra una sola persona pues se hace y punto. ¡Además, estamos esperando que lo haga porque el bastardo se lo merece!

En esta escena vemos como el sentido de la justicia le sale mismamente desde las tripas, aquí no hay espacio para la Razón o el Pensamiento.

Y las leyes no están hechas para él. ¿Posibilidad de redención? Ninguna. Eres malo, tío, un cáncer para la sociedad. No vas a cambiar aunque quieras. Por lo tanto, adiós.

             
Después de todo, este señor deja de ser humano para, al fin, admitir que simple y llanamente es un vehículo de la Muerte, un agente especial de la Parca al que ya no se le pueden aplicar los mismos criterios que al resto de los mortales.

Lo curioso de todo esto, es que sus allegados y seres queridos afirman que, a pesar de su imagen ruda y dura, Bronson era apreciado como un hombre amable, que además se dedicaba a la pintura. ¿Mi opinión? Que después de todo lo que hacía en la pantalla, todos los guiones que tenía que repetir, toda la violencia, había que soltar presión por algún lado. Quizá el hacer estas películas le sacaba todo lo malo de dentro y le convirtieron en un santo varón en su vida privada.

De todas formas, y a pesar de todo lo malo que se pueda decir de las películas, siguen siendo muy divertidas y una muestra de toda una época del cine, la de los años 80 y los "héroes" ultraviolentos del cine de acción, reflejo de su momento histórico y de las corrientes ideológicas imperantes, con dos gobiernos ultraconservadores en los dos países que han dominado el mundo política y culturalmente durante los últimos doscientos años: Gran Bretaña en manos de Margaret Thatcher y EEUU con Ronald Reagan en el poder.